A pesar de la buena noticia que la pandemia parecía remitir, la aparición de la subida irrefrenable de precios de la energía había removido las entrañas de la economía, pero la invasión de Ucrania por parte de Rusia y sus consecuencias humanas, económicas y sociales, han acabado por trastornar el inicio de la recuperación económica global que se ha detenido en seco.
En la UE se ha instalado una inflación que hacía muchos años que no se veía y que nadie imaginaba que pudiese volver a darse, que, en el caso español se acerca a los dos dígitos.
En el escenario actual, para mantener viva la esperanza de la recuperación económica, su solución pasa por controlar esta inflación, y para ello hay que gestionar algunas variables, entre las que, según los tratados clásicos, destacan: reducir el gasto público, el incremento de impuestos y la subida de tipos de interés, si bien, no son las únicas, sí son las más importantes.
A grandes trazos, reducir el gasto público implica constreñir inversión pública realizando menos contrataciones y licitaciones, lo que conlleva menos inversión, menor actividad y reducción de plantillas y aumento del paro por parte del actor más importante del país como es el Estado. En cuanto a la subida de impuestos tiene su eficacia económica casi inmediata, pero es imposible que no tengamos presente que genera siempre un rechazo notorio pues no es una medida popular, sin olvidar el enorme coste político que ello conlleva y más en momentos como los actuales, en los que existen unos movimientos políticos que parecen un tetrix. Y lo que queda es la subida de tipos de interés, si bien a diferencia de los dos anteriores que están en manos del Gobierno, los tipos de interés, hoy en día dependen del Banco Central Europeo, y éste ha de tomar decisiones muy ajustadas teniendo en cuenta que las necesidades de los diferentes países son muy distintas, con 4 de los diez países con mayor PIB por encima de ese índice.
En el caso de España, creemos que la subida de tipos del BCE no será suficiente debido a la dispersión de intereses de sus integrantes, y por ello será imprescindible la aplicación de medidas directas por parte del Gobierno, pero teniendo en cuenta la fragilidad del equipo de Gobierno actual, la solución de la subida de impuestos quizás no se lleve a cabo o sólo a efectos de justificar ante Europa que se están haciendo los deberes, por tanto, probablemente la variable que van a explorar será la de reducción del gasto público, pero procurando un equilibrio que no merme ni reduzca sustancialmente la recuperación que íbamos teniendo, una maniobra de funambulista fino, no exento de grandes riesgos.
Esperemos que las decisiones sean las acertadas y salgamos de este bache que deseamos sea temporal.