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El futuro de la banca

Actualmente, hay quien dice que la Banca puede llegar a desaparecer debido a los cambios tecnológicos y a la aparición de nuevos competidores digitales, pero … tranquilos, eso no va a suceder.

La Banca y su función económica no es sustituible, de hecho, es imprescindible en las sociedades desarrolladas. Lo que sucederá, sin duda, es una total transformación.

Desde que en 1401 apareció la Taula de Canvi antecesora de la Banca moderna, hasta hoy, han pasado muchas cosas, entre otras, más de 600 años y … guerras, catástrofes naturales, epidemias, cambios sociales, revoluciones, etc., pero su esencia sigue siendo la misma, facilitar el comercio, la actividad económica y el desarrollo de las sociedades. Todo ello lo ha hecho adaptándose a los distintos factores claves de cada momento de la historia. Algo de experiencia han adquirido.

Con esos antecedentes, sigue habiendo voces que vaticinan un futuro negro o inexistente para la Banca. Probablemente se debe a los problemas (yo los considero desafíos) que ahora afectan a la Banca, como por ejemplo: cambio de hábitos de la sociedad; aparición de herramientas tecnológicas, de comunicación y digitales que han cambiado la manera de relacionarse entre personas y empresas; la intervención de las entidades de supervisión con la creación de normas regulatorias muy estrictas de obligado cumplimiento; la reciente aparición de las Fintech; la posibilidad que entren nuevos competidores procedentes del mundo digital con acceso a millones de usuarios (GAFA’s – Google, Apple, Facebook y Amazon); las criptomonedas, que proponen eliminar intermediarios; y también el esfuerzo por adaptarse a los gustos y necesidades de los clientes de hoy.

Y quizás falte por citar el más importante, la falta de capacidad de generación de negocio recurrente debido a la situación de tipos de interés actuales, limitaciones en precios al sector público fijados por Ley, la poca demanda solvente existente, costes globales que son ya difíciles de contener sin ajustes, y una actividad económica que todavía no ha llegado al punto de equilibrio.

En este escenario, y en una UE con más de 5.000 bancos, el futuro pasará inexcusablemente por alguno o todos de los siguientes pasos: pulcritud en “compliance”; transformación digital; reducción número de oficinas; ajuste de empleos; jibarización del número de entidades y finalmente un proceso de fusiones transnacionales que creo que será muy amplio y con sorpresas.

De hecho, en España, en los próximos años puede darse un mapa bancario en que predomine un grupo de 1 o 2 entidades de alcance mundial, un segundo grupo de 3 o 4 entidades de ámbito nacional, y un tercer grupo de entidades con prevalencia por espacios geográficos o por negocios especializados.

En resumen, si la Banca es capaz de cumplir con estos retos (y yo creo que sí), nadie tiene que temer sobre su futuro.

Esperemos que hayan aprendido de los errores del pasado reciente y no los repitan.

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