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Innovar es una actitud

Las startups tienen actualmente un papel determinante en el desarrollo de la innovación. La propia esencia del emprendimiento tiene mucho de espíritu innovador, y son muchos –la mayoría, seguramente- los emprendedores que trabajan para que sus proyectos generen un cambio real en la sociedad o en los mercados. Escuchamos cada día palabras como disrupción, creatividad, imaginación, talento, intuición… pero ¿de qué hablamos exactamente cuando hablamos de innovación? Lo analizamos a través de diez afirmaciones:

1. Innovar es una actitud.

 «Nunca andes por el camino trazado, pues te conducirá únicamente hacia donde los otros fueron». Graham Bell

De la misma manera que la razón de ser de una startup es la pasión por emprender, por impulsar y consolidar una idea propia, la clave de la innovación reside en la ilusión por cambiar las cosas. A menudo identificamos el término innovación con alta tecnología y con laboratorios de última generación, pero en realidad se trata de algo mucho más sencillo: la inquietud por crear un producto o servicio que provoque un cambio, que responda a una necesidad o que genere una nueva. La innovación, por tanto, es posible en todos los ámbitos y está al alcance de cualquiera, siempre que exista la actitud adecuada.  

2. La innovación nace del aprendizaje.

«Invertir en conocimientos produce siempre los mejores beneficios». Benjamin Franklin

Pese a que desde una visión romántica del emprendimiento solemos destacar el talento, la imaginación y la creatividad de aquellos que han conseguido cambios realmente disruptivos, la realidad es que la base sobre la que se sustenta cualquier innovación es el conocimiento aplicado. Por ello es fundamental que el emprendedor invierta en su propia formación y que sus proyectos estén alineados no solo con la intuición, sino también con sus capacidades y sus conocimientos. Y que este interés por la formación esté presente en todos los equipos de trabajo.

3. Innovar es conectar ideas.

«La innovación es coger dos cosas que ya existían y juntarlas de un modo diferente». Tom Freston

Se ha debatido muchos en los últimos años sobre cómo funciona el pensamiento disruptivo, es decir, qué mecanismos deben activarse para generar ideas innovadoras. Y una de las principales conclusiones es que la clave de la innovación reside en las asociaciones de ideas. Cuando hablamos de startups y de vías de negocio, por ejemplo, innovación puede ser aplicar una tecnología ya existente a un ámbito en el cuál no se había implantado antes. O algo tan sencillo como ofertar un servicio a un target de cliente que hasta el momento no lo había utilizado. En realidad, muchas startups aprovechan -o incluso copian- tecnologías ya existentes para darles un uso totalmente nuevo y eso ya puede considerarse en sí mismo una innovación.

4. No hay innovación sin persistencia.

«El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse». Winston Churchill

Existe un dato estadístico referente al mundo del emprendimiento que los expertos repiten como un mantra: un 80 % de las startups fracasan en los tres primeros años de vida y han de volver a comenzar de cero. Una realidad, dura pero contrastada, que puede trasladarse perfectamente a la innovación: el fracaso es la base del éxito. Es difícil, por no decir imposible, que un emprendedor centrado en la innovación acierte completamente en su primer intento. Por eso es importante que las startups persistan pese a las dificultades y que planifiquen estrategias de investigación a medio y largo plazo siempre que les sea posible.

5. La innovación también debe fijarse en el mercado.

«La prueba de una innovación no es su novedad, ni su contenido científico, ni el ingenio de la idea… es su éxito en el mercado». Peter Drucker

Se trata de un tema controvertido, ya que los proyectos ligados al mundo de la innovación no suelen tener un retorno inmediato y, además, aportan algo que va más allá del factor puramente económico. Sí que es cierto, no obstante, que un emprendedor es al fin y al cabo empresario y no debe pensar solo en productos y servicios novedosos sino también en que esos productos y servicios puedan tener una cierta rentabilidad en el mercado. De no ser así, es posible que queden olvidados en un cajón y que el emprendedor acabe desistiendo cuando su subsistencia económica esté en peligro.

6. Innovar es prever tendencias.

«No se puede preguntar a los clientes lo que quieren y luego tratar de dárselo. En el momento en el que lo has construido, ya quieren algo nuevo». Steve Jobs

Esta última frase adquiere un significado especial viniendo del fundador de Apple. La compañía californiana apostó por la informática en una época en que Internet todavía no existía y fue capaz de intuir los cambios que vendrían. En el caso de muchas startups ese es el auténtico dilema: crear un producto que responda a las necesidades del mercado actual, arriesgándose a que esas necesidades cambien en breve, o intentar adivinar cuáles serán las demandas de sus clientes potenciales en un futuro. Seguramente, la mejor manera de reducir riesgos es trabajar en ambas direcciones: tener un conocimiento exhaustivo de lo que los clientes demandan ahora, y a la vez mantener una puerta abierta a la innovación.       

7. La innovación también tiene su método.

«Hecho es mejor que perfecto». Mark Zuckerberg

Como alternativa al método tradicional de emprendimiento, que daba una enorme importancia al plan de negocio y exigía un cálculo detallado de todas las variables antes de poner en marcha cualquier proyecto empresarial, en los últimos años han surgido nuevas metodologías –el Lean Startup, el Design Thinking…­- que apuestan por un funcionamiento más ágil. Se trata de acelerar la creación de un prototipo que se testea lo antes posible a través de clientes potenciales para ir introduciendo cambios y mejoras, en un ciclo continuo. En cierta manera, estas metodologías entroncan con la esencia de la innovación: la propia investigación nos ofrece unos resultados que quizás no sean perfectos pero que nos sirven para evolucionar.    

8. La innovación no es solo tecnología.

«Lo que conduce y arrastra al mundo no son la máquinas sino las ideas». Víctor Hugo

Pese a que Víctor Hugo escribió esta frase en una época en que la revolución digital todavía quedaba muy lejos, su idea continúa vigente. Ahora miramos al futuro y pensamos en los últimos avances en el Internet de las cosas, las redes sociales, la telefonía móvil… Pero la innovación no es solo cosa de tecnología, pese  a que muchas veces identifiquemos ambos conceptos. La innovación puede aplicarse a cualquier ámbito y, de hecho, en los últimos tiempos ha conseguido grandes avances en sectores tradicionales como el transporte, el turismo, la organización del trabajo o incluso la agricultura. Una visión transversal e interdisciplinar de la innovación puede conducir a resultados sorprendentes.

9. Nunca se deja de innovar.

«La innovación constante es la única forma de mantenerse competitivo, porque ninguna ventaja es sostenible en el largo plazo». Jorge González Moore

Puede considerarse que un proyecto de emprendimiento realmente disruptivo ha triunfado cuando ha sido capaz de provocar un cambio real y cuando, al mismo tiempo, es capaz de vislumbrar una viabilidad económica. Pero para un emprendedor comprometido con la innovación, esto no acaba aquí. Cada solución conlleva una nueva pregunta, el mundo continúa evolucionando y ofreciendo nuevos retos, y las empresas que han apostado fuerte por la innovación saben que nunca se debe abandonar la investigación si no quieres verte superado por tus competidores.

10. El compromiso también importa.

«La mejor manera de predecir el futuro es crearlo». Alan Kay

Detrás de cada proyecto hay un propósito. Y cuando hablamos de innovación, también hablamos de cambios que probablemente afectarán a un número importante de personas. Por tanto, el emprendedor no debe olvidar la responsabilidad que tiene con su empresa y con la sociedad en general. El emprendimiento social ha crecido notablemente en los últimos años y a la hora de enfocar la innovación es importante hacerlo hacia proyectos que tengan como objetivo una mejora en la calidad de vida de las personas.

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